Previamente cocemos en agua la patata sin pelar (que pese alrededor de 300 g) hasta que al pincharla con un cuchillo esté blanda y la podamos atravesar sin problema. La dejamos enfriar hasta que podamos pelarla.

Una vez pelada, la machacamos con un tenedor y reservamos tapada para que mantenga el calor.

En una amasadora o en un bol con una batidora de varillas batimos los huevos con el azúcar, hasta que esté espumoso y blanquito.

Añadimos la manteca y la patata caliente, amasamos bien de nuevo hasta que sea uniforme.

Mezclamos la levadura con la harina y añadimos a la mezcla anterior, amasamos de nuevo hasta que esté todo integrado.

Movemos a un bol tapado donde la masa tenga espacio para subir y doble aproximadamente su tamaño.

Si retardas la masa en la nevera porque no te da la vida: Puede retrasarse en la nevera durante la noche si no tenemos tiempo de hacerlo todo del tirón. Si la retardas en nevera, sácala de la misma una hora o dos hasta que se temple un poco antes de continuar.

Si la haces del tirón: Si la dejas a temperatura ambiente, dependiendo de la temperatura de tu casa tardará más o menos tiempo en subir (2 – 4 – 6 h?)

Forramos una bandeja de horno con papel (me hicieron falta dos porque es bastante gorda) y extendemos la masa. La cubrimos para que no se seque (con film o con un paño limpio) y esperamos a que casi se doble de nuevo.

Calentamos el horno a 160ºC.

Continuamos lavando y cortando los albaricoques en mitades (pélalos si tienen la piel muy gruesa, si no no es necesario) y los distribuimos por la coca con el corte hacia arriba. Espolvoreamos azúcar extra por encima.

Horneamos durante 30′ a 160º, a altura media-baja (un punto por debajo de la mitad). Si vemos que se oscurece demasiado por arriba antes de que acabe el tiempo, podemos colocar papel de aluminio encima para atenuar un poco el calor directo.

Finalmente, sacamos del horno e intentamos transferirla a una rejilla para que se enfríe.