Ponemos a calentar el honor a 180º.

Separamos las yemas de las claras (guardad las claras que están los huevos muy caros).

En un bol, mezclamos bien la mantequilla (a temperatura ambiente) con el azúcar, cuando esté bien integrado, añadimos las yemas y la esencia de vainilla y volvemos a mezclar.

Cuando esté todo bien mezcladito, vamos añadiendo la harina y el impulsor. Yo voy añadiendo la harina en tandas de 100 g.

Una vez tengamos una masa homogénea que no se nos pegue a las manos sin desmigarse, la pasamos a un bol y la metemos en la nevera 20 minutos para poder estirarla. Yo os recomiendo partir la masa en dos y así no la sacáis toda de golpe, que cuesta más estirarla.

Sobre papel de horno (y cubriéndola con papel de horno también) estiramos la masa con un rodillo. Si tenéis de estos pros que vienen con diferentes medidas, yo uso el de 6mm. Cortamos con el cortador (yo usé uno redondo, sino pues vaso de chupito o lo que tengáis) y luego el resto que queda le hacemos una bola y a la nevera y así estiramos y cortamos hasta que quede un trozo de masa muy pequeña o estéis muy cansados, que yo ayer horneé como 70 galletas y estaba un poco hasta el moño.