Organizamos todos los ingredientes para tenerlos a mano, y vamos precalentando el horno a 160º. Engrasamos el molde y colocamos una tira de papel de horno cubriendo dos de los lados (como una hamaca) para luego poder extraer el bizcocho con más facilidad.
Mezclamos en un bol la harina, especias, levadura y sal.
Por otro lado batimos los huevos con el azúcar. Si les metemos más aire y batimos hasta que estén blanquitos saldrá un poco más esponjoso y menos denso como me ha quedado a mí hoy. Añadimos el puré de calabaza, el jengibre y el aceite.
Incorporamos la mezcla de la harina dentro de los ingredientes líquidos en dos veces, removiendo lo justo hasta que no veamos trozos de harina secos. La masa resultante es bastante densa.
La colocamos en el molde y aplanamos con ayuda de una espátula. Colocamos por encima las pipas de calabaza de manera generosa y terminamos con una cucharada más de azúcar por encima.
Cocemos durante 80 minutos. Probamos a pincharlo y, si el pincho sale limpio, retiramos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla, desmoldando con ayuda del papel de horno una vez esté lo suficientemente frío como para manipularlo.