Buenos días desvanieros, bienvenidos a un nuevo episodio de la escuela de supervillanos Desvania: si primero os las hicimos pasar mal con nuestras tentaciones para que os saltéis la dieta y después os dimos ideas para que vuestra repostería se convierta en objeto del mal, hoy os daremos más armas para que tentéis a vuestros amigos que estén en la distancia y no puedan ir a vuestro cumpleaños/fiesta/lo que sea (Finceleb) y hacerles sentir culpables y también un poco desgraciados por no probar vuestras creaciones ¿y qué mejor hacerlo con unas deliciosas galletas? Quiero decir que estas galletas también son del hamor y que sino llega a ser por mi novio, la que hablaría de la maldad de las masas de galleta sería yo, todo hay que decirlo.
La receta la he sacado del pequeño recetario que vienen con cierta marca de cacao que patrocina un programa de cocina infantil (es que no sé si puedo hacer publicidad, así que lo digo así). En realidad yo lo compré aparte de porque me gusta el cacao porque venía un botecito muy mono para espolvorear el cacao, el azúcar o lo que uno quiera y soy así de caprichosa, qué le vamos a hacer. Lo bueno de la receta es que no lleva huevo, así que los alérgicos de la sala no tendrán problemas (me falta un alérgico al huevo para mi colección de amigos con raras alergias alimentarias e intolerancias varias, ahora que lo pienso). Pero también tenéis que tener cuidado precisamente porque no tiene huevo la masa y es que tiene a desmigarse, así que recomiendo amasar con las manos, que si hacéis la receta con los peques mola más. Y ahora después de divagar un poco, ya pongo la receta, va:
Ingredientes (para unas 24 galletas grandes)
- 250 g de mantequilla sin sal
- 125 g de azúcar
- Esencia/aroma/azúcar de vainilla al gusto (no hace falta mucho tampoco)
- 40 g de cacao en polvo (vale el de desayuno, el puro… lo que más os guste)
- 350 g de harina.
Preparación:
- Mezclamos la mantequilla a temperatura ambiente (sacadla de la nevera antes o si tenéis mucha prisa, ponedla 30 segundos en el microondas) con el azúcar y la vainilla hasta que blanquee la masa (mejor con batidora de varillas, pero a mano es divertido).
- Una vez que tengáis la mezcla, añadid la mitad de la harina e ir amasando con las manos y después id vertiendo poco a poco el resto hasta que no se os pegue a los dedos.
- Dividid la masa en dos mitades, una la podéis estirar hasta que tenga un centímetro de grosor (puede ser menos) y la metéis en la nevera 15 minutos envuelto en papel film (no os paséis de tiempo que sino todo va mal)
- La segunda mitad de la masa la mezclaremos con el cacao en polvo, la estiramos y también la metemos unos minutos a la nevera (con el film también, que sino coge olores).
- Una vez las dos masas estén frías pero no duras como piedras (que sino vamos a llorar), superponemos una sobre otra y las enrollamos con cuidado: ayudáos con film transparente y papel de horno e id apretando las dos masas, si la masa veis que se empieza a resquebrajar, que no cunda el pánico, al no llevar las galletas huevo esto pasa, pero al final la magia resposteril actúa (apretad como cuando hacéis sushi o como habéis visto que aprieta la gente cuando hace sushi e ir compatactando y queda así de bonito:
- Una vez tengamos el «rollo» hecho, lo dejamos enfriar de nuevo en la nevera otros 15 minutos envuelto en el papel film o de horno, sacamos y cortamos en trozos de un centímetro de ancho (puede ser menos también), el principio y el final se pueden aprovechar aunque se rompan, está igual de bueno aunque no quede bonito.
- Horneamos 10 minutos a 180º sobre papel de horno o una lámina de silicona con cuidado de dejar un poco de separación entre las galletas, que luego crecen y después dejamos enfriar sobre una rejilla.
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