Post gastronómico de Japón

Hola a todos! como me habéis pedido, aquí os cuento un poco qué tal la experiencia gastronómica japonesa y os cuento un poco las cosas del viaje (no para dar envidia, esto es por la siensia xD) Cosas que os contaré: comer es muy barato, por cinco o seis euros tienes un menú con algún plato de arroz o fideos y sopa de miso, aparte de que te ponen agua fresca en todos lados (con variantes que ya os contaré). Así que vuestro mayor problema en Japón será el que no podréis parar de comer porque está todo muy bueno y os dará el presupuesto para todo. Nuestro desayuno se componía generalmente de té con leche, oniguiris, que son unas bolas de arroz con algas que te dan energía para todo el día y algún dorayaki (los bollos de Doraemon, que están muy buenos aun sin chocolate).

Una cosa que nos encantó es la comida a la plancha, desde setas shitake, a los típicos pinchitos de carne y el pescado a la brasa que es una cosa maravillosa, unos de los últimos días en Tokio nos fuimos a un callecita muy estrecha como la de las películas a comer un poco de tapeo y quedamos encantados. En algunos sitios es curiosos porque te cobran por sentarte pero después la comida no es nada cara.

En Hiroshima asistimos a la gran atracción de los okonomiyakis, que a priori a mi no me llamaba mucho pero que está increíble de buena. Y mola un montón ver cómo se hace. Primero hacen una crepe sobre la que ponen col picada muy fina y brotes de soja.

Mientras la crepe se hace un poco con la col y la soja, hierven unos fideos udon (los gordotes) que después pondrán encima de la soja. Nuestro okonomiyaki tenía gambas y calamares, pero es que además le pusieron bacon!

Pero si os pensábais que esto era todo… después de darle la vuelta a todo eso sin que nada se desparrame (no lo intentéis en casa), le vuelven a dar la vuelta y le ponen una especie de tortilla que también hacen en la plancha, luego topping a elegir y salsa de soja. El resultado es esta preciosidad de abajo que te comes en la plancha (luego no hace falta merendar ni nada).

También estuvimos en un izakaya, una especie de pub donde la gente va a beber porque es baratillo (aquí también pagas por sentarte) y puedes comer también de picoteo, nosotros pedimos yakisoba, un plata con queso y patata muy bueno y pinchitos de carne. Es curioso todas los combinados de melocotón que tienen.

Este plato con esta pinta tan buena es tonkatsu, filete de cerdo rebozado al que se le puden poner salsa más o menos picante. Está buenísimo y, como siempre, sopa de miso y arroz para acompañar, aqui podías repetir col, arroz y sopa y si, repetimos de todo.

Y de postre, helado de té verde con trocitos de pasta de ciruela (la del relleno de los dorayakis), sí, nos hinchamos de helado de té verde y de té verde en general.

Cuando estuvimos en los lagos del Monte Fuji, cogimos un bus para subir a la parte montañosa, lo bueno es que e podías después dar una vuelta por el bosque y coger el bus más tarde. Aquí comimos en un chiringuito que regentaban dos señoras adorables. Pedimos houtou, que es esta sopa de verduras con calabaza, setas, judias verdes, zanahoria… estaba exquisita y además nos pusieron de postre una mazorca recién cortada que nos sentó de maravilla. Aquí de beber nos pusieron una bebida a base de cebada (pero sin alcohol) que tenía un sabor algo peculiar, pero al final le pillabas cariño.

Como íbamos en el shinkanshen, que es el tren bala, entre excursiones paramos en una ciudad famosa por las gyozas, donde aparte nos comimos una sopa deliciosa (es curioso porque la presentación suele ser siempre la misma de los platos). Una cosa curiosa de la comida en Japón son los encurtidos, aquí tenemos pepinillos y berenjenas (y ma´s cosas) pero en Japón hay mucho más, desde verduras a pulpo. A mí me gustaron casi todos, la verdad. Eso que veis blanco que no es arroz pensábamos que era algún tipo de soja pero era un postre con la textura y el sabor de flan pero blanco.

Las galletas de Shin Chan  tienen forma de estrella y  son de chocolate, aunque se parecen más a los snacks que hay que son salados cubiertos de chocolate.

En las máquinas expendedoras había sobre todo té y café, pero encontramos sabores de fanta más raros, como de manzana, de melón y de uva. Para que os hagáis una idea, 100 yenes son 90 céntimos, así que tener sed no era mucho problema porque había muchas máquinas expendedoras de bebida por todos lados, eso sí, si querías comprar alcohol en una de ellas siendo extranjero no podías porque te pedían una identificación para saber que eras mayor de edad. Lo que era carete era pedir bebida en los restaurantes, que se te podía ir la coca cola o la cerveza a cinco euros.

En Kyoto pedí esta sopa de tempura que estaba deliciosa, la presentación era igual que la de la sopa de la ciudad de las gyozas, pero aquí ya me había dado el ansia viva, de hecho, hay fotos que no tengo porque llegamos con hambre al sitio.

Si lo de la crepe del okonomiyaki no os convence, hay otra variedad de fideos con carne o marisco envueltos en una tortilla que está superbuena y va mejor para la línea, aunque con lo que andamos vine un poco más delgada y todo, porque andamos lo que no estaba escrito.

Uno de los días de Kyoto nos dimos un homenaje yendo a un ryokan, un hotel tradicional donde te dejaban un kimono y dormías en un futón cómodo como una cama. Pedimos una cena degustación donde había tempura, arroz, sopa de miso, encurtidos de marisco y de verdura y sashimi, increíble lo bueno que está el pescado en Japón, incluso en un restaurante de lo que ellos entienden por comida rápida (plato de arroz y fideos en una barra donde incluso comen de pie) comimos una anguila y un salmón super buenos.

Y me despido con una guarrada, la hamburguesa de gambas, que está muy buena en realidad, se notan las gambas picaditas, la única pega es que en esta cadena de hamburgueserías las raciones eran muy pequeñas comparado con el standard español, pero aun así Mos Burguer mola, que te dan pai-pais muy monos.