Colines estirados de Turín (o los Grissini de las Simili)

La receta de los grissini (colines en castellano) de las hermanas Simili lleva ya varios años dando vueltas por Internet, hoy no traigo nada novedoso, original ni reinventado.

No hace mucho que me hice con el libro Pan y Dulces Italianos de estas señoras tan adorables (si os gusta el tema os lo aconsejo mucho, podéis encontrarlo aquí o aquí), y esta es una de las recetas que más me llamó la atención. Porque yo de pequeña comer no comía nada… salvo algunas cosas concretas. Y los colines eran una de ellas.

Así que el jueves pasado me lié la manta a la cabeza (en realidad me puse mi bata peluda de reno, que hace frío), recopilé materiales a excepción del extracto de malta que aparece en la receta original y no tenía y los hice.

El olor de estos colines al hornearse es una pasada, sobre todo si utilizáis un aceite y una harina buenos. ¿Os animáis?

¡Vamos al lío!

Ingredientes

Me salieron unos 18-20 colines. Si los hacéis más gorditos saldrán menos. Estas proporciones son la mitad de la receta original.

  • 250 gr de harina normal
  • 130 – 140 gr de agua (depende de la harina absorberá más o menos)
  • 3 gr de levadura seca de panadería
  • 4 gr de sal
  • 25 gr de aceite de oliva mas un poco más para ir pintando los grissini.
  • Sémola de trigo duro (se encuentra en supermercados, suele ir en paquetes pequeñitos pero cunde bastante)
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Elaboración de los colines

El método de elaboración es de los fáciles, fáciles:

Lo juntamos todo salvo la sémola y amasamos durante unos 8 minutos hasta que la masa quede suave y lisa (se puede hacer a mano como desestresante, pero en este caso me ayudé de la amasadora, que soy una floja).

El agua la suelo echar casi toda dejando un «culillo» para ver cómo reacciona la masa. Si queda demasiado seca voy añadiendo el resto poco a poco y si no, pues así se queda.

La formamos en forma de rectángulo de dedo – dedo y medio de grosor. Tapamos con un recipiente lo suficientemente grande o con film transparente y paños de cocina. Lo dejamos reposar alrededor de una hora, tras la que habrán quedado más gorditos por la fermentación.

Cuando queda un rato para terminar la fermentación, precalentamos el horno a 200ºC.

Una vez pasado el tiempo vamos cortando porciones por el lado corto de nuestro rectángulo con un cuchillo liso lo suficientemente grande o un cortador de masas. Los pasamos por una fuente con la sémola de trigo para que se pegue un poco y los estiramos con cuidado (lo hacen ellos solos casi) sobre una bandeja de horno.

Una vez tenemos la bandeja llena, sólo queda hornearlos durante 15-20 minutos según el grosor que les hayáis dado.

Esperad a que estén fríos (si podéis) y a disfrutar 🙂

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