Buenos días, desvanieros! Definitivamente, en mi caso, la jornada de verano de oficina le sienta bien al blog 😀
Pero vamos a lo que vamos: el otro día recibí litro y medio de leche fresca de vaca feliz, así que hice unas natillas de chocolate para celebrarlo.
Las leyendas dicen que es difícil hacer natillas porque se pueden cortar y blablabla… pero yo ya llevo dos intentos y en ninguno de los dos se me han estropeado. El truco está en estar atento a la espuma (ESPUMA!).
Esta receta está inspirada en estas dos recetas:
- Natillas con cacao puro Valor (Neus)
- Cómo hacer natillas caseras (Miriam García) – El truco de la espuma viene de aquí
Vamos a ello!
Ingredientes para 2-3 vasitos de natillas de chocolate
- 500 ml de leche
- 2 yemas de huevo (grandes)
- 50 gr de azúcar (utilicé panela, azucar de caña integral)
- 1 vaina de vainilla o su equivalente en extracto o vainilla en pasta
- 1 cucharada y media de cacao en polvo puro 100% (con montañita)
Cómo hacer natillas de chocolate caseras
Mezclamos en un recipiente la leche, el cacao y la vainilla. Si ésta es en pasta o en extracto la añadimos directamente, si es en vaina sacamos las semillas y las añadimos.
Batimos bien con una batidora para que no queden grumillos y lo pasamos a un cazo. Encendemos el fuego (medio – alto) y calentamos removiendo hasta que veamos que empieza a hervir. En ese momento apagamos y retiramos del fuego.
En un cuenco aparte batimos las yemas de huevo con el azúcar hasta que está bien disuelto. Ahora viene lo bueno: Vertemos cucharadas del batido caliente sobre las yemas y batimos cada vez con unas varillas o una cuchara de madera hasta que esté bien mezclado. De este modo lo que conseguimos es ir calentando y mezclando poco a poco la mezcla de huevo y azúcar sin que se cuaje.
Cuando ya notemos la mezcla bastante caliente al tacto, podemos ir incorporando lo que quede del batido a chorrillos en lugar de a cucharadas hasta el final.
Una vez tengamos todo mezclado, lo volvemos a verter en el cazo y lo ponemos a fuego medio de nuevo. Esta vez no dejamos de remover con una cuchara de madera, asegurándonos de que no queden natillas pegadas al fondo del cazo. Poco a poco, veremos cómo las espumillas desaparecen dando paso a una textura de crema, ligeramente espesa, que cubre la cuchara cuando la sumergimos en la mezcla y la sacamos.
Vertemos en los recipientes y dejamos enfriar (tapados con film transparente por ejemplo). Cuando alcancen temperatura ambiente, metemos nuestras natillas caseras al frigorífico para que queden fresquitas y espesas.
Bonustrack
A estas natillas chocolatosas les pega bien de todo: galletas, cereales, bizcochos… incluso yo mojaría croissants.
¿A que es fácil?
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