El pasado jueves, mi post del viernes sufrió un pequeño percance: la receta, fusión de una india y otra árabe no pasó el quality check. A ver, se podía comer y con miel hasta estaba decente… pero no terminaba de funcionar. Eso me pasa por inventar sobre bases de las que no tengo ni idea, pero ya lo iremos arreglando con el tiempo.
No sé, igual por el camino descubro algo tan rico que me hago famosa de golpe o algo xD.
La cuestión es que esta vez necesitaba otra cosa. Algo que fuera más «a prueba de manazas» y menos invención por mi parte (preferiblemente ninguna), y por tanto con menor probabilidad de fracaso. Sabía dónde podía encontrar algo así… el fichero de recetas a prueba de bomba de mi madre. Fichero de fichas de papel, de los ochenta creo que es. Así que ni corta ni perezosa me traje dos de los tomos para casa y de allí saqué estos Muffins de queso y hierbas (eso sí, con las cantidades reducidas a la mitad porque en ese fichero se pasan tres pueblos) que originamente se llamaban «Muffins salados».
La verdad es que la receta en sí misma es bastante abierta. Ni siquiera te especifican el tipo de queso a utilizar o las hierbas concretas. Es uno de esos libros donde la harina es, generalmente, harina, y la temperatura del horno tiene sólo tres posiciones: baja, media y alta. A LO LOCO.
Así que os doy mi versión un poco retocada y si eso… ya os pondré la ficha original, porque diría que este fichero de recetas tan curioso ya no se encuentra por ningún lado y que yo sepa no está digitalizado. Todo for science.
Disclaimer: ¿Por qué muffins y no panecillos? Pues no lo tengo muy claro, porque a mí la masa me parece de panecillo enriquecido con muchas cosillas. Pero ¿quién voy a ser yo para contradecir al mágico fichero de recetas?
Ingredientes (salen unas 9 unidades)
- 2,5 – 3 gr de levadura seca de panadería. 7,5 gr si es de la levadura fresca de taquito.
- 235 gr de harina normal detodalavida
- 1/2 cucharadita de sal
- 50 gr de queso rallado al gusto
- 1/2 cucharadita de hierbas aromáticas secas (en este caso he mezclado orégano, albahaca y romero)
- 1/2 cucharadita de pimienta negra molida (para mí que ha sido un poco demasiado, si repitiera esta receta lo haría con 1/4 como mucho)
- 125 ml de leche
- 1 huevo
- 25 gr de mantequilla fundida
Elaboración
Esta receta se puede realizar perfectamente a mano, pero es una de esas en las que si tienes una amasadora te vas a cansar y pringar menos. No mucho, porque la masa realmente se pone fina en seguida, pero en un domingo vago se agradece. Vamos allá.
Juntamos en un bol grandecito (el de la amasadora si la vas a usar) la harina, sal, pimienta, hierbas y queso. Removemos para que todo quede bien repartido.
En otro cuenco o jarra medidora calentamos la leche hasta que esté tibia y la mezclamos con el huevo (tibia, eh? no queremos hacer huevo escalfado en leche).
Incorporamos también la mantequilla derretida. (Inciso: La mantequilla y yo, esa historia de amor-odio. Muchas veces me he olvidado de entibiar la leche y al echar la mantequilla derretida he acabado con grumos mantequillosos… no os empanéis y calentad las dos cosas. Eso sí, mejor por separado para que no quede todo excesivamente caliente: podríamos asesinar a la levadura)
Vertemos la mezcla líquida a los ingredientes secos y amasamos. La masa debe quedar blandita pero no líquida, y no excesivamente pegajosa, un poco está bien. Engrasamos un cuenco donde quepa nuestra bola, lo tapamos y dejamos que doble de volumen. Se puede dejar en el frigo para que suba más despacio si tienes que hacer algo entre medias (en mi caso ha sido comer y ver una película, se puede ir con calma). Si no, con una temperatura templada, en unos 30-45 minutos ya habrá subido.
Una vez subida untamos un poco de aceite en las manos para manipularla mejor y la sacamos del cuenco. La desinflamos y cortamos en las porciones que queramos. Formamos bolitas cuya superficie sea lisa y las colocamos en una bandeja con papel de hornear. Las cubrimos con film transparente y un par de paños y las dejamos reposar unos 15-20 minutos más para que vuelvan a subir un poquito y se atemperen si estaban subiendo en el frigo.
Calentamos el horno a 200º. Justo antes de meterlos al horno, les podemos realizar un par de cortes en x para darles un poco más de gracia. También se les puede añadir más queso en el corte, aunque yo al final no lo hice (dishonor on me).
Y ya está! Los dejamos enfriar y ya los podemos comer: untados con cualquier crema de queso, o tomate, incluso con mermelada…
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