El otro día estábamos en el sofá cenando tranquilamente cuando apareció por televisión un anuncio de Galletas campurrianas. Yo no recordaba haberlas comido nunca, pero nada más verlas el señor @Pryrios dijo:
Si haces esas galletas me las como 😀
¡Así que ya tenía recitilla nueva que investigar y probar para esta semana!
Dicen por ahí que estas galletas son propias de la gastronomía cántabra (el gentilicio que llevan en su nombre las delata), y yo no les voy a llevar la contraria. Lo que sí es cierto es que la misma receta se repite hasta la saciedad en montones de blogs y me han quedado claros varios puntos:
- Son muy sencillas y agradecidas
- La versión que más he visto es la que lleva almendras (aunque en teoría la clásica-base no las lleva)
- Campurrianas + Café con leche = WIN
Así que sin más dilación, aquí van mis galletas campurrianas con almendras, que se hacen en un pispás y desaparecen casi igual de rápido.
Ingredientes (salen unas 24)
- 125 gr de mantequilla (lo buena que esté influye proporcionalmente en lo ricas que estarán las galletas resultantes, yo aviso…)
- 125 gr de azúcar
- 1 huevo L
- 190 gr de harina
- 60 gr de almendra molida (las mías son 10 gr más almendradas que otras!)
- 4 gr de levadura química
Elaboración de las galletas campurrianas con almendras
Precalentamos el horno a…
- 240ºC si tenéis un par de bandejas para hacer dos hornadas. En este caso anotad que el tiempo de cocción estará entre 7-12 minutos.
- 180ºC si no tenéis dos y tendríais que reutilizar la misma. En ese caso usad papel para horno para colocar las galletas o una de estas «sufísies» de silicona para horno. El tiempo de horneado estará en torno a los 15 minutos.
Derretimos la mantequilla y la batimos junto con el azúcar. Cuando esté tibio echamos el huevo y volvemos a batir enérgicamente 😀
Por otro lado mezclamos la harina con la levadura química y poco a poco la incorporamos a la mezcla de ingredientes líquidos hasta que está todo incorporado y uniforme.
En este punto (según la temperatura ambiente entre otros) la masa probablemente esté bastante blanda debido a la cantidad de mantequilla. Envolvemos en film transparente y dejamos en la nevera mínimo media hora para que se pueda manejar después.
Transcurrido el reposo sacamos la masa y hacemos bolitas (salieron muy majas con la cuchara de medir de 1 tablespoon) y si queremos las dejamos tal cual o las aplastamos un poquillo con un tenedor en dos direcciones, haciendo una rejilla. También se pueden usar sellos para galletas, pero yo por ahora no tengo, aunque me tienta…
Las colocamos bastante separadas unas de otras (cuatro por fila es un buen número, depende del tamaño) y metemos al horno.
El punto óptimo de las galletas es cuando están doraditas por fuera (preferiblemente un poquito más que las mías, me pudo la impaciencia… y una mala combinación de temperatura de horno y papel de hornear xD). Al sacarlas aún estarán blanditas, pero al enfriar se endurecen.
Podéis conservarlas en una lata bien cerrada, si es que llegan al momento en que se han de conservar 😛
(i) Bonus track
- Estas galletas me da la sensación de que se podrían variar de mil maneras. Ahora mismo se me ocurre que con un pegote en medio de mermelada de fresa tienen que estar pa morirse tres veces.
- Esta manera tan rara de poner las temperaturas y los tiempos ha ocurrido porque yo alegremente puse la bandeja en el horno precalentando a 240º y las galletas sobre papel. Tuve que bajar la temperatura cuando las puse dentro porque el papel un poco más y se carboniza O:)
Y eso es todo!
Esta receta no tiene complicación ninguna y es imposible hacerlo mal, en serio. ¡Hacedlas, infieles galletiles! vuestros desayunos ya no serán lo mismo 8)
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